IU Yecla

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CC.OO. REGION DE MURCIA

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8 de Marzo de 2014

martes, 17 de marzo de 2009

Antoñana (Alava)

Al Norte de la Peninsula Iberica al Sur de Euskadi, y al Sureste del territorio de Alava, Latitud 42º 42´ N y Longitud 002º 24´O, en la Montaña Alavesa, en el municipio de Campezo, en un montículo a 607 m. sobre el nivel del mar, en la confluencia de los ríos Berrón y Sabando, que la rodean y que confluyen en su parte Sur, junto a la carretera A-132 de Vitoria-Gasteiz a Estella (Navarra), en el kilómetro 34, que une Euskadi con el valle del Ebro, se encuentra la villa de Antoñana.

Exceptuando los terrenos para cultivo de cereales, patata, remolacha y otras variedades introducidas recientemente en la zona, el resto de la superficie esta cubierto, principalmente, por densos bosques de hayas, encinas, robles y madroños, además de otras muchas especies, entre las que destacan por su porte algunos tejos (Agin) centenarios. El Concejo de Antoñana cuenta con 131 habitantes, viéndose aumentada su población en verano, fiestas y fines de semana.

En un montículo sobre un antiguo fuerte, y rodeada por los ríos Berrón y Sabando se asienta la villa medieval de Antoñana, fue fundada por Sancho VI el Sabio de Navarra, de la Dinastía Ximena, en 1182, en la confluencia de dos importantes caminos: uno desde Armentia, por Okina y Korres y el otro desde la Llanada Alavesa a través del Puerto de Azázeta. Fue incorporada a Castilla por el rey Alfonso VII en 1239.Paso como realengo a varios señores terminado finalmente en manos de los Hurtados de Mendoza, cuya jurisdicción fue pleiteada por la villa hasta conseguir su independencia en 1635 previo pago a la corona castellana.

Su estructura urbana ha sufrido pocas modificaciones a lo largo de los siglos, que recuerda al trazado medieval urbano típico, calle longitudinales unidas por cantones, callejas o pasadizos con estructuras de madera, son tres calles de Norte-Sur que forman la estructura principal de la villa, La calle Mayor, que separa los barrios de Arriba y Abajo, atraviesa el pueblo, uniendo las dos entradas. En ella se encuentran varios edificios de piedra, con apariencia de palacios, con escudos sobre sus fachadas, algunos fechados en el siglo XVI. En la parte Norte se encuentra la casa-torre originaria del siglo XIII de los Hurtados de Mendoza, Condes de Orgaz. En el extremo opuesto existe otro palacio, con escudo de la familia Elorza del siglo XVI. Se conservan algunos edificios con edificaciones populares medievales en piedra con entramado de madera. La única puerta medieval que se conserva está situada al sur, y el cubo al oeste.

Quizá lo más característico de Antoñana, es su muralla. A lo largo del tiempo pasó de ser simplemente una defensa, a integrarse como parte de las viviendas al ser utilizada como muro de las casas que se adosaron en su parte inferior. Hoy ventanas y balcones se asoman a ella perforándola, y contribuyendo a que la muralla haya llegado a nosotros casi intacta hasta nuestro días, sobre todo el lienzo del lado Oeste. De todas la puertas que tuvo solamente se conserva la de la entrada Sur, así como un cubo en el lado Oeste. Su altura es variable y oscila entre los 5 y los 12 metros, con un espesor de 1,30 metros.

La iglesia dedicada a San Vicente Mártir está construida sobre los cimientos de la antigua iglesia-fortaleza anterior. Tiene planta en forma de cruz latina, una puerta de hierro que da acceso al pórtico con cinco arcos de medio punto y portada del siglo XVIII que se abre al interior de la villa, con el ábside ochavado y con diez pilastras adornadas con guirnaldas. Los cuatro tramos están cubiertos por bóvedas. La torre de gran esbeltez es neoclásica, de planta cuadrada, esbelta. Se construyó en dos fases. Las campanas se alojan en los cuatro huecos adornados con columnas. El retablo central, de estilo rococó (siglo XVIII), está presidido por una imagen de San Vicente Mártir. Encima de las puertas de la sacristía, que se encuentran dentro del retablo, reposan las tallas de San Pedro y San Pablo. En lo alto, el Calvario y las imágenes de San Sebastián y San Miguel, cierra el retablo el Espíritu Santo.
Junto al altar mayor, desde el mes de Septiembre y hasta Mayo, procedente de su ermita se encuentra la bella imagen sedante del tipo Andra Mari avanzada, de Nuestra Señora del Campo con el niño en su pierna izquierda (siglo XII).
Los altares laterales están dedicados a la Virgen del Rosario (siglo XVII), considerada como una de las imágenes marianas más bellas de la provincia, al Santo Cristo, San José, las Ánimas y San Antonio.
Dos hermosos lienzos adornan la iglesia: el de la Sagrada Familia con San Juanito y la Inmaculada Concepción. Estas pinturas se atribuyen al pintor Cornelio Scout (1629-1685) nacido en Amberes y amigo de Murillo. Debajo del coro se encuentran el baptisterio y la pila bautismal. Y en la casa cural de esta misma iglesia pasamos los veranos desde hace mas de diez años, siendo una casa con solera, antigua y que dentro de ella con sus muros de silleria no se nota el fuerte calor que algunos dias de verano se precipitan sobre la Montaña Alavesa.

La ermita dedicada a Nuestra Señora del Campo enclavada fuera de la villa, al lado del cementerio, se reconstruyó en el año 1951, aunque quedan en su interior restos de la ermita románica del siglo XIII, como el arco del presbiterio y el ábside en forma de cascarón. El retablo central está presidido por una imagen sedante de la Virgen del Campo, del siglo XII, con el Niño sentado en su rodilla izquierda. Esta virgen permanece en la ermita desde el mes de Mayo hasta Septiembre, cuando vuelve a la iglesia de San Vicente Mártir.

Antoñana presenta unos alrededores que permiten disfrutar plenamente de la naturaleza en su estado mas puro, montaña, valles, bosques frondosos, campos de cultivo, etc.

Los recorridos por los montes que la rodean son de gran interés, destacando algunos senderos marcados como la Senda del Agin (tejo), que permite conocer unos legendarios ejemplares que pasan de los 5 metros. Un sendero de los de pequeño recorrido PR-A-60, una vez internados en el Parque Natural de Izki, la pista se interna entonces en el bosque y desemboca en una barrera metálica, prestando atencion a las camufladas marcas y las flechas direccionales del camino, se continua por un bosque de castaños y, mas tarde, un hayedo. Cuando la acentuada pendiente se suaviza, tras atravesar una pedrera situada bajo las verticales murallas, se accede a un gigantesco tejo (taxus baccata), declarado "arbol singular" por el Gobierno Vasco, con 13,5 metros de altura y un tronco de 5,10 metros de circunferencia, este gigante de la naturaleza no deja de sorprender por su belleza.

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